¿Para qué

has hablado?

 

¿Para qué

me has criticado?

 

No sabes

lo que mis ojos

han visto…

 

Desconoces

lo que mis risas

esconden…

 

No serás capaz

de interpretar

el oscuro y frío

reflejo de mi mirada.

 

Este hipnotizado

por las palabras

guardadas,

que nadie ha escuchado.

 

Tampoco comprendes

esos largos minutos en los

que observo a la nada

y de mi entorno

me desconecto.

 

En esos minutos

mi mente en trance

fantástica entra,

con el sueño de no

regresar al mundo

que me rodea.

 

Intentar escapar,

para siempre.

Él, casi inalcanzable

oscuro y para mí,

apreciado limbo.

 

Una nada infinita,

donde jamás

tendré que escapara a gritar

y, ojalá, para siempre

descansar.

 

Junto a las cortantes

tinieblas me escondo,

me refugio y me desahogo,

doloroso pesar,

con las lluvias ardientes de

mi corazón, nunca lograré

regresar…